El gran problema del mundo que se puso de moda en la última década no es el del terrorismo islámico o el de las guerras impulsadas y financiadas por Occidente, sino el de la contaminación ambiental y el manejo de los desechos sólidos. El material al que se le declaró la guerra es el plástico de un solo uso, como las bolsas, las pajillas —o popotes— y los vasos. Hay campañas demonizando a los artículos de plástico; muestran cómo estos artículos de primera necesidad se pasean, se estancan y sirven de trampa para la fauna marina, contaminando todo lo que tocan. En general, es el gran enemigo a vencer.
Este gran problema surge, de acuerdo con ciertos expertos, porque las personas utilizan estos artículos a diestra y siniestra (tal como nos enseñaron a usarlos); son toneladas que se usan y llegan al océano. Pero el problema se da porque las autoridades encargadas de administrar dichos residuos no lo hacen; crean vertederos a cielo abierto, y tal cual sale de los hogares lo entierran o lo lanzan a los ríos.
Como todo comienza en el hogar, la educación ambiental debe ser un tema obligatorio a tratar; la conciencia sobre este tema es trascendental para el funcionamiento del círculo verde, esto quiere decir que la clasificación de los desechos desde casa es el paso más importante en el proceso del reciclaje, ya que dispuesto así, las autoridades pueden manejarlos eficientemente.
En general, la población no conoce cómo se debe hacer la clasificación de los desechos en su domicilio, ya que hay productos como los envases de gaseosas, jugos y agua pura que están compuestos por tres materiales: la tapadera es de PVC, el envase de PET y la etiqueta de nylon, los cuales hay que separar antes de su clasificación.
Para que de verdad haya un cambio en el manejo de los desechos, la presión debe ir dirigida a las autoridades correspondientes, porque no importa cuántos #BasuraChallenge se les ocurra, pues la solución no es recoger, sino evitar contaminar. En consecuencia, todos los interesados deben invertir recursos en educar a la población, pero se debe llegar a las personas de baja escolaridad y de clase baja, ya que es en esta parte de la población en donde se da el problema en grandes dimensiones.
El problema se extiende a lo económico propiamente. Hay muchas personas que trabajan vendiendo bolsas plásticas al por mayor y otros artículos de un solo uso; en muchos lugares ya prohibieron la venta de estos materiales por ser los “principales contaminantes”. Aparte de esto, las campañas que realizan los ambientalistas van dirigidas a contrarrestar el uso de estos artículos, lo que ha hecho que disminuyan las plazas de trabajo y que se pierda la dinámica en este sector del mercado.
Una solución que ofrecieron para sustituir a la bolsa plástica fue la de papel y la de hojas de diferentes plantas, pero lo que no se tomó en cuenta es que no existe la cantidad suficiente de este material para satisfacer la demanda, y por querer “ayudar” al planeta se está acelerando su destrucción, ya que se necesitan más árboles y plantas para la producción de todos los sustitutos.
Fue Columnista de opinión en periódico digital “El SancarlistaU” Universidad San Carlos de Guatemala de octubre 2,018 a mayo 2,019. También publicó de Libro “Mi Confesión” en Plataforma digital Amazon en junio 2019.