El 9 de diciembre de 1909, tuvo lugar un golpe de Estado asestado por el partido conservador nicaragüense, y auspiciado por el Presidente estadounidense William Howard Taft, en contra del Presidente de dicha nación centroamericana, José Santos Zelaya. Éste se vio obligado a renunciar a la presidencia de Nicaragua 20 días después del levantamiento, el 29 de diciembre.
Una vez derrocado, el General Santos Zelaya se refugió en la sede de la Embajada mexicana, motivo por el cual se dio aviso de lo sucedido al Gobierno mexicano. El entonces Presidente Porfirio Díaz dispuso que se concediera protección y asilo político al nicaragüense en México, aun con la oposición del gobierno estadounidense.
Para tal efecto, el General Díaz ordenó que la fragata “Guerrero”, al mando del Capitán Hilario Rodríguez Malpica, se trasladara hacía la ciudad de Managua, capital nicaragüense, a recoger al Mandatario depuesto. No sin advertir a Rodríguez Malpica que disparara ante cualquier ataque o resistencia estadounidense.
La “Guerrero” arribó al puerto de Corinto el 30 de diciembre, atracando en el muelle para de ahí dirigirse a la sede de la Embajada mexicana para recoger a Santos Zelaya. Una vez en la ciudad de Managua, el Capitán Rodríguez Malpica avistó que el edificio que albergaba a la delegación mexicana estaba custodiado por marines estadounidenses, los que, como era de esperarse, impidieron el acceso de las tropas mexicanas a la Embajada.
El Capitán de los soldados estadounidenses arrojó una bandera de su país al suelo con la intención de que las tropas mexicanas la pisaran, para de esa manera alegar un provocación y poder atacarlas. Sin embargo, el Capitán Rodríguez Malpica se inclinó y levantó el lábaro estadounidense, entregándoselo a un soldado.
Con ese acto, la estrategia estadounidense quedó sin efecto alguno y no les quedó más remedio que cuadrarse ante los soldados mexicanos y permitirles el acceso a la Embajada. El General Santos Zelaya fue escoltado por el Capitán Rodríguez Malpica hasta la corbeta “Guerrero”. Una vez a bordo, se le rindieron honores militares a pesar de haber sido depuesto como Presidente de Nicaragua.
El regreso al puerto de Veracruz transcurrió sin ningún contratiempo. Una vez que la “Guerrero” atracó en Veracruz, Santos Zelaya solicitó que se le trasladara a la Ciudad de México, con el objetivo de entrevistarse con el Presidente Díaz y agradecerle su hospitalidad con el asilo que le estaba concediendo.
Los Estados Unidos tenían planeado derrocar al Presidente Santos Zelaya desde el mes de septiembre de 1909. Es por ello que el 16 de octubre siguiente, durante la entrevista que sostuvieron en Ciudad Juárez, el Presidente William Howard Taft le solicitó al General Porfirio Díaz que no le concediera asilo político en México al Mandatario nicaragüense. A lo que, por supuesto, don Porfirio se negó, exigiendo respeto a nuestra soberanía, así como al derecho de asilo que poseen todas las naciones libres e independientes.

Licenciado en Derecho, Especializado en la Divulgación y Desmitificación de la Historia de México.
Experiencia Profesional como articulista e historiador. Impartidor del taller intitulado: “Mitos y Novedades de la Historia de México” en la biblioteca municipal Ignacio García Téllez, donde abordo pasajes desconocidos o escasamente tocados por la historia oficial, además de desmitificar algunos hechos históricos. Junio – Agosto de 2014.
Columnista en el Diario El Heraldo de León, donde publico mi columna sabatina: “Mitos y Novedades de la Historia de México” donde abordo pasajes y/o personajes desconocidos o escasamente tocados por la historia oficial, además de desmitificar algunos hechos históricos. 30 de Agosto de 2014 al 31 de Octubre de 2015.
Columnista en el Diario Digital Zona Franca, con “Mitos y Novedades en la Historia de México”, 12 de Noviembre de 2015 a 25 de Enero de 2016.